EL CHILL SE TERMINÓ: el inevitable final de la radio Metro

 

“Gracias a todos, gracias a vos, Fede, a todos, chau, fue todo hermoso… y… nos vemos por ahí”. De esa manera se despidió el DJ y productor musical Javier Zuker, aunque no fueron las últimas palabras, sin fondo musical, que se escucharon en la ahora extinta radio Metro. La última fue de Federico Elli, el locutor que conducía las noches de la radio junto a Zuker. Mientras se paraban y acomodaban los papeles para retirarse del estudio, dijo “bien”. Parecerá algo trivial, pero eso fue gracias al operador técnico que, sin proponerlo, reflejó el triste y solitario final de una de las FMs más longevas de Buenos Aires, con un récord de más de 20 años al aire, contando sus comienzos como Metropolitana.

 

Tras ese final, hubo unos diez segundos de silencio. Y de pronto, la voz, aparentemente, del locutor Mariano González, anunciaba la pronta llegada de la nueva radio. "Algo nuevo está por comenzar, algo que todavía no sabés cómo se llama, pero ya la estás escuchando. Ese separador, que por su estilo nos recordaba a la también fenecida radio TKM (hoy One), lleno de efectos sonoros, trucos estéreo y dos voces (la femenina, siguiendo la tendencia de muchas radios mundiales, entre sexy y aniñada), anunciaba “la previa de una nueva radio”. Y la primera canción que sonó fue “Si te vas” de Shakira, una propuesta musical en las antípodas de “The Golden Path” de los Chemical Brothers, la última canción que se pasó en la Metro. 

Hasta el 31 de agosto existió metro951.com, un portal de noticias musicales y de entretenimiento que contenía una radio online. Desde el 1 de septiembre, se redireccionó a esta web, ya dando a entender que la futura radio se llamará MPH.

 

Así se empezó a presentar en sociedad la nueva faceta de la 95.1, llamándose provisoriamente "La Previa".

Con el fin de la Metro, no sólo terminó una radio que duró más de 20 años al aire, todo un récord para una radio porteña, aunque difícil de superar frente a los 40 años de la Rock & Pop y La 100, esta última, con los mismos dueños desde que comenzó. También terminó la fidelidad de una época de oyentes, hoy acostumbrados a la tecnología, que cada vez menos escuchan la radio por aire, sino que ahora la ven por Youtube. La Metro siempre fue una radio pretenciosa, moderna, cool, o como dijo un amigo “muy Palermo rúcula”. Así y todo, sobrevivió todos estos años, adaptándose a los gustos de sus oyentes. 
 

LOS OYENTES YA LLORABAN. Desde principios de este año que la Metro iba a terminar siendo una radio de hits y lo daba a entender en sus publicaciones. Eso sí, sus fans no podían dejar pasar el hecho de que se empezaron a borrar todas las últimas publicaciones de la extinta radio. El grupo Alpha Media ahora quiere facturar.


EMISIÓN DESDOBLADA
Corrían los intrincados años ’90, al borde de finalizar un siglo y comenzar otro. Y la frecuencia modulada de Radio Del Plata vivía cambios muy fuertes entre unos y otros. Comenzó la década como la Z 95, que, tras el final de la gestión de Julio Moyano, creador del concepto, aparece Bernardo Bergeret y en poco tiempo la transformó en un referente enorme de la juventud que se enganchaba con el segundo aire de la música bailable, de la mano del acid house y el new beat. Esa radio estaba para durar muchos años, hasta programa de TV llegó a tener, pero para 1991, lentamente dejaba de existir. Tras un impasse como Del Plata, en 1993 llega Lalo Mir a la dirección y la transforma en FM Del Plata. Una radio para coleccionar, con mucha música nueva mezclada con clásicos, trova, tango, salsa, novelty songs y programas que empezaron de a poco a quitarle el rating a la Rock & Pop, que en esos momentos se volcó de manera definitiva al rock. Pero ese éxito casi de nicho, hecho de boca en boca, no alcanzó para mantenerlo al cambiar de dueños la FM. El grupo La Nación adquiere la 95.1 y nace Radio City, que comenzó siendo musical y de a poco aparecieron programas conducidos por Jorge Lanata y Roberto Pettinato, entre otros. Al cerrar Radio City y aprovechando el boom de la música latina, llega Estación 95, pero la idea duró menos de un año. 

Algunas de las "caras" que ha tenido la 95.1 desde su nacimiento en 1969. Fue de todo: de culto, popular, latina, bolichera... 

 

Y ahí es donde nace Radio Metropolitana. El concepto original de la radio se resume en su slogan “Postales de una ciudad, postales de una radio”. Con grabaciones de gente común, taxistas y el sonido de la ciudad, Metropolitana se acercaba más a lo que fue la Del Plata de Lalo Mir. Pero tampoco funcionó. Fue así que se contrataron a dos pesos pesados de la radio, uno de ellos emergente. La primera mañana fue de Ari Paluch con su informativo El Exprimidor, que tras recorrer varias radios y, en pleno boom feminista y del “me too” a mediados de la década del 2010, tener acusaciones de acoso sexual, recaló en la radio que lo consagró, la Rock & Pop, hasta que de ahí fue despedido por haber hecho chistes misóginos al aire. La segunda mañana era de Fernando Peña con El Parquímetro. Allí hacía gala de todos sus personajes con un humor ácido y cada vez más explícito. Y con él, el rating explotó, los dueños de la radio dijeron “es por ahí” y empezaron a llenar la grilla de la Metro (ya le habían cortado el nombre) con talk programs a la tarde y puramente musicales a la noche. De ahí surgieron El león de la Metro, Metro y Medio y El Retrómetro, un programa que todos los fines de semana hacía un ranking de clásicos musicales mechados con los mensajes de los oyentes y con grabaciones del recuerdo. 

El ex notero de CQC, Andy Kusnetzoff, en los años que su Perros de la Calle le garantizaba audiencia y repercusión a la 95.1. Observen el detalle en el monitor del TweetDeck, la herramienta de Twitter que permitía tuitear, programar tuits y ver qué se estaba tuiteando. Hoy todo eso viene sin necesidad de ese programa externo, ahora llamándose simplemente X.

 

En el mejor momento de audiencia de la radio, la Metro cambia de dueños, la CIE, y cambia también su formato, dedicándose 100% al dance, el chill out y la electrónica, rebautizándose como Metrodance, cuya primera etapa fue dirigida por quien se despidió este año: Javier Zuker. El concepto duró poco más de año y medio y la Metro, que ya para ese entonces era el referente de la movida cool en la ciudad de Buenos Aires y en las playas de Mar del Plata (allí tenía una "sucursal" todo el año), vuelve al formato que lo vio crecer. Allí Andy Kusnetzoff, tras dejar de ser notero de CQC, creó Perros de la calle, un talk program que aún hoy sigue, pero en otra radio que en unos renglones voy a mencionar. Estaba Matías Martin, que había dejado todo lo referente al deporte, para conducir Basta de todo, que en un principio se llamaba Basta de fútbol. Esos dos programas, entre otros más, terminaron moldeando la segunda etapa más exitosa de la 95.1 con el nombre de Metro, cosechando seguidores, fans y participantes espontáneos de cada emisión, a caballo de consignas de actualidad y alguna que otra medio bizarra. 

Arena Beach era la playa exclusiva de las radios del grupo CIE y, en particular, de la Metro, situada en las afueras de Mar del Plata. Curiosamente, una radio "cool" como Metro nunca terminó de aterrizar en playas como Pinamar o Cariló. Su última temporada activa fue en el verano de 2014.

 

DE SONAR "URBANO" A SONAR "BIEN"
Pero llegó la pandemia, la cuarentena más larga del mundo en Argentina, y todos los medios empezaron a recalcularse como un GPS. Al no haber movimiento en las calles, no había comercios y los anunciantes se empezaban a ir lentamente, dejando a muchos medios, en especial los radiales, al borde del coma o en un triste final apagando sus transmisores. Aun así, en febrero de 2021, tras el cierre años atrás de RQP, nace Urbana Play, con el mismo formato de la Metro, pero con mayor presupuesto. La FM multiplataforma de Kuarzo Entertainment, a fuerza de chequera, se llevó a casi todos los rockstars de la Metro y, por default, a sus oyentes. Y ese se podría considerar el comienzo del fin de la Metro. Tras cambios de dirección, de conductores que no duraban ni un año y de intentos de desprenderse de su mística palermitana, una semana antes del cierre, Nicolás “Cayetano“ Cajg, la única cara conocida que tenía la radio hasta ese momento, fue escueto y visiblemente molesto, aunque supo disimularlo, por la decisión de discontinuar la segunda versión más larga de la 95.1, dijo al aire: "Cuando hay un rumor uno puede desmentirlo o confirmarlo, en este caso el rumor es que termina el programa, terminan los programas y termina la radio, y salgo a confirmarlo (…) Desde el 1 de septiembre asume un nuevo gerente. Creo que se hará radio musical. No sé qué música podrán, ya no me importa (…) Por cómo fueron los últimos años, era un final un poco previsible. Pero se lo diré en la cara a quien corresponda. No es para el aire esa parte". “Cayetano” fue de los pocos, sino el único, que no fue parte del éxodo de estrellas de la Metro a la Urbana Play. De ahí que se podría entender su calentura. Él fue parte de Perros de la calle, pero no lo llamaron para mudarse con el equipo en el que estuvo durante años. Decidió ocupar en modo solista, el lugar de ese programa. Curiosamente, se llamaba “No trates de entenderlo”
 
La Metro, en todos estos años, también se subió a varias polémicas, no solo en las intervenciones de Fernando Peña en su programa, sino también, al ser una radio donde más de la mitad de su programación es de personas hablando en vivo, en lo que se dice al aire o se comenta. Una vez, uno de los co-conductores de Basta de todo, puso en su Facebook “Aguante el exterminador de judíos”, en alusión al personaje que Christoph Waltz hizo en la película “Bastardos sin gloria” y que le valió el Oscar al mejor actor de reparto, lo que ocasionó un malestar importante entre los que estaban de un lado del micrófono y del otro escuchándolos. La anécdota ya no aparece en ningún buscador o archivo de internet. Otra de las polémicas radica en la preferencia política de casi todos los integrantes y ex integrantes de la Metro, simpatizando por el kirchnerismo, algo que Alpha Media, el grupo dueño de la radio, supo separar teniendo en su portafolio a Radio Rivadavia, con periodistas en las antípodas ideológicas de la extinta FM.

QUE NO PAREN LAS REDES. Desde las primeras horas de septiembre, las redes sociales que eran de la Metro empezaron a cambiarse. En menos de una hora, Metro dio paso a MPH, aunque el nombre de usuario siguió siendo el anterior. Una pena que, después de tantos años al aire, no hayan despedido a la radio de una manera más emotiva, como por ejemplo, lo hizo la RQP en su primera etapa. Y encima, miren el titular del último posteo como Metro.

 

Hoy la Metro empezó a ser un recuerdo. Muchos seguidores y oyentes de la radio, algunos casi al borde del fanatismo, la ponen entre las radios más importantes de la historia del país. Otros la consideran una radio de amigotes que se juntan a charlar de cualquier cosa mientras ponen la música que les gusta. Y la verdad es que la Metro no inventó la pólvora. Metro fue una radio que nació para lo que terminó siendo. Un niño bien, pretencioso y engrupido, de esos que se ven en los bares de tapas en Palermo, que no paraba de hablar mientras de fondo se escuchaba un mix de Paul Oakenfold con un trago de diseño en la mano izquierda. Lo salvó ser una talk-radio, empatizando con los oyentes en esa rueda de amigos que ahora muchos streamings replican, mate y termo al costado. Son signos de los tiempos, como aquel primer slogan que tuvo Del Plata en la era Lalo. Y la Metro, por más moderna que intentó seguir siendo, no se pudo terminar de adaptar a posteriores generaciones. O no la dejaron, o no supieron cómo reponerse de la llegada de Urbana Play al dial porteño. La Metro tuvo un final muy parecido al de la Blue 100.7 que, de ser una nueva Radio Horizonte, pasó a ser una Metro en menor tamaño y de ahí, al cambiar de dueños, a ser actualmente de clásicos internacionales. Poco se sabe al escribir estas líneas sobre cómo será la nueva MPH, que por el momento se llama La Previa, aunque por su selección musical, Alpha Media necesitaba una radio que compita con Pop o Los 40 o La 100. Se acerca la primavera, el verano, y son buenos momentos para una radio “pum para arriba”, empezando por lo musical. El tiempo dirá si el enroque funcionó, pero que la Metro se tenía que despedir del dial, era un suceso inevitable. De nada servía seguir chapeando tantos años al aire y que por eso muchos la consideren "histórica", cuando a sus "históricos" les valió poco y se fueron a otro dial.

Sus oyentes, por bastante tiempo, le van a decir a la Metro “gracias por tanto”. Sin embargo, la Metro, de la manera que terminó, debería pedir perdón por tan poco.