ESA ETERNA CICLOTIMIA: una desapasionada opinión sobre el Mundial que está terminando.


Hay algo que no cambia jamás mientras pasen los años: la reacción humana. Llora cuando le duele algo, ríe cuando le causa gracia algo, se indigna cuando algo le da bronca, estalla de felicidad por todo lo contrario a lo anterior. Así de lógico suena. Así fue, es y será siempre.

Y uno de los termómetros infalibles son los Mundiales de fútbol. Ese evento que cada cuatro años inexplicablemente le cambia hasta la forma de ser hasta al más pasivo de los seres humanos. Mujeres que de ver la novela de moda se convierten en expertas en fútbol poniéndose una camiseta que se tienen que comprar de urgencia porque la de hace unos años ya no le queda. Intelectuales que de repente se transforman en primates leídos de todo lo que es deporte.