Y NO SE NOS FUE DE REPENTE: el fin del Suplemento Sí y cómo nos enteramos meses después


Era un ritual. Tomarme los viernes por la tarde-noche el colectivo de la Ruta 200 (un recorrido que ahora se podría hacer caminando un poco) y hacer dos kilómetros y medio al único kiosco de revistas más cercano sin ir hasta el centro de Merlo, en el kilómetro 34 y medio. Era comprar el Clarín y no leerlo tanto como sí leer su suplemento joven. Leer el Sí era un ritual. Un ritual económico, mucho más barato que comprar las revistas especializadas en rock y cultura joven, que salían una vez a la semana o cada quince días. Pero había algo muy particular en ese suplemento, además de ser el primero en su tipo en la historia de los periódicos en Argentina. El Sí logró acelerar los tiempos de la información del género. Y aún faltaba para que aparezca la tremenda inmediatez de Internet y las redes sociales, las mismas que firmaron el acta de la lenta defunción de un medio como el "suple", como se lo impuso como apodo familiar.



El Sí era un ritual en sí mismo. Era que alguien en el colegio compre el diario por las mañanas y repartirse las hojas para leerlo en alguna hora libre. Era conseguir el mínimo espacio para aparecer en la cartelera de la contratapa, la más leída en el ambiente rockero para armar la agenda del fin de semana. Todos hablan que recién le apareció un competidor serio con el suplemento No de Página 12, que le prestaba más atención a la cultura under que al mainstream, pero aparecieron otras alternativas que se sumaron a la ola de éxito del Sí, un suplemento que nació como para que el público joven se vuelque a comprar diarios aunque sea una vez por semana. El diario de economía y finanzas El Cronista Comercial, reduce su nombre a El Cronista y su contenido se amplía a una información más general desde que se empezó a vender al público y ya no sólo por suscripción. Todos los domingos aparecía en el suplemento de espectáculos, una sola págna llamada "El Cronista Joven", pero la idea duró muy poco tiempo. Lo que sí persistió es el afloramiento de muchos medios semi-alternativos, como El Tajo, que comenzó siendo el suplemento joven del efímero diario Sur, a principios de los '90 y el reconocimiento de los fanzines o revistas alternativas pero de mediana tirada como la histórica Cerdos & Peces, que en esos tiempos tuvo su segunda resurrección de las tres que tuvo.

A partir de la llegada del Sí de Clarín y durante casi toda una década, surgieron otras alternativas gráficas para la cultura joven, también semanales, como El Tajo y aquel clásico que fue la 13/20, que ha tenido hasta su propio programa de TV,


El Sí parecía que iba a superar cualquier circunstancia temporal y coyuntura económica. Lo logró el diario deportivo Olé, hasta ahora, el único en Argentina de su tipo tras superar a varios competidores, como Libre Deportivo, que quedaron en el camino, ¿cómo no lo va a lograr un suplemento de apenas ocho páginas, luego doce y más tarde dieciseis y a color? Incluso tuvo su versión en internet como minisitio de clarin.com, que sirvió para distribuír mejor los votos en la famosa Encuesta Anual que se hacía entre músicos, famosos y lectores. La realidad es que el tiempo, las circunstancias del mundo y la misma tecnología, terminaron dejando al suplemento joven en un área de obsolecencia difícil de superar. Podían poner en su tapa a Justin Bieber o a los One Direction o a quien esté ahora en la cima de views en Vevo, pero todos esos seguidores de esos conjuntos o solistas hace tiempo que dejaron de serlo del Sí, si es que alguna vez lo conocieron.

De izquierda a derecha y de arriba para abajo, todos los logos del suplemento Sí, desde 1985 a 2016.
Del tercero al octavo, son todos de 1997, el año de mayor "desestabilización" en imagen del suplemento. A partir de fines del 2000, empieza la era color del diario y del Sí, aumentando éste su cantidad de páginas.



Hay un muy buen informe que hizo el sitio Silencio la misma semana que dejó de publicarse el suplemento. De hecho, en esa publicación dijeron que el último número fue el 14 de octubre, pero todas las crónicas de ese tiempo señalan que el último Sí impreso fue de una semana antes. Se siguieron publicando notas en la versión web del diario y en sus redes sociales oficiales una semana después. En su última tapa impresa aparecía Skay Beilinson, otrora guitarrista de Los Redonditos de Ricota, contando su nuevo proyecto con Penny Rimbaud. No hubo una despedida formal, no hubo un recuerdo de grandes momentos, como cuando había aniversarios importantes... El Sí no vivió rápido, pero termino muriendo joven, como siempre lo fue.



El suplemento Sí se dio a conocer en el año 1985 con esta publicidad en la tele.

Una publicidad televisiva del suplemento Sí, del año 2000. Ya se empezaba a usar la insufrible locución "cool" en los avisos argentinos.

Muy pocos "lloraron" el fin de una era con la discontinuación del suplemento. En su gran mayoría fueron algunos músicos que tenían gente amiga escribiendo aún en el Sí y se enteraron antes del final, alguna que otra personalidad famosa que fue adolescente durante el boom del suplemento y, naturalmente, algunos de sus redactores y prenseros como Paula Alberti, que hizo un emotivo requiem un día antes de la desaparición del Sí en su facebook personal, incluso lamentándose por los "futuros empleados en la calle", cosa que no pasó, ya que el staff del suplemento fue distribuído en otros proyectos editoriales del grupo editorial. Lo que muchos pueden asegurar es que el fin del Sí no fue visto con sorpresa como por los ya pocos lectores que estaba teniendo, frente al boom tecnológico de hace más de una década. Se veía venir. Y bastante que aguantó todo este tiempo, de tan brutos cambios paradigmáticos, sociales, que fueron y que vendrán. Los que vivimos lejos de nuestro país nos acostumbramos a leer el diario desde nuestras compus, obviando los suplementos que aparecían como complemento de las webs, bien a la derecha de la visual de cada uno.


 
Todavía estaban en auge los videos musicales por televisión en el 2007. El Sí auspiciaba algunos de ellos en canales como MTV, Much Music o Rock & Pop TV.

La última publicidad televisiva del Sí, cuando el suplemento cumplía sus bodas de oro.

La última nota que salió del Sí fue a realizadores de cine de terror alternativo, una semana después del fin de la era impresa. Su twitter oficial apenas tenía un poco más de 3000 seguidores, a contrapelo de su facebook que superaba los 20000 con cuenta verificada y todo. Vaya uno a saber si con el paso de los años a alguien se le ocurra hacerle un tributo como lo hicieron (y con bastante éxito) los ex-niños que veían Magic Kids, un canal que se salvó de su total ostracismo gracias a poner al aire el animé del momento y que también sucumbió con el cambio de opciones televisivas, que se iban reduciendo a unos pocos grupos multimedia en el planeta. Lo mismo pasó con el mercado discográfico. Mientras todo ese mundo musical se termina concentrando en apenas tres gigantes, el mercado alternativo de canciones pudo sobrevivir gracias a la tecnología, que le permite una difusión casi instantánea con un montón de nuevos escuchas. Como bien dice el artículo antes citado de la web Silencio, la forma de escuchar música cambió y la forma de conectarse con los artistas cambió aún más. Ya no hay que esperar la exclusiva de un medio cuando un famoso la puede dar por su cuenta desde, valga la redundancia, sus propias cuentas sociales. Los Everything But The Girl titularon a su Grandes Éxitos "Adapt or die". Nada más reflejante en un dúo que de hacer un maravilloso pop elegante en los '80, terminó la posterior década codeándose con grossos de la música electrónica para delimitar su sonido final, el que lo llevó a la definitiva fama mundial con la canción "Missing".

Un informe del Sí sobre las mujeres del rock del año 2012, con un título que años después hubiera sido un verdadero insulto, en pleno resurgimiento del feminismo y las denuncias por acoso.


No hay que tenerle miedo a los cambios ni enojarse con las evoluciones. A todos alguna vez nos ha pasado, tanto en la vida personal como en la profesional, si es que tuvimos esta última. No somos los mismos que leíamos el Sí en el recreo del colegio, a lo que somos ahora, que leemos el diario desde el twitter, para no tener que abrir muchas pestañas del navegador del celu. Al Sí hay que valorarle todo su trabajo por difundir la cultura joven como el haber aguantado tanto embate del tiempo. La cultura rock siempre se termina adaptando por otros medios, de hecho, aún hoy siguen habiendo revistas físicas en los kioscos (todavía estoy asombrado con la llegada de la Billboard en versión argentina, aunque lamentablemente empezó sin tener rankings oficiales del país ni de la región) y su expansión está asegurada gracias a la inmediatez de internet. Una vez lo comenté en dulatina sobre los cambios en el consumo y la interacción. dulatina fue durante sus primeros años como web, un portal de comunicación audiovisual, de actualización semanal y con muchos partícipes de la cultura con sus espacios exclusivos allí mismo. Todos ellos emigraron, primero a plataformas blogueras como esta y luego a las más famosas redes sociales. No hubo enojo, no hubo incomprensión. Así tenía que suceder y así también le pasó a dulatina como web, que durante un tiempo sólo funcionó como plataforma a sus propias creaciones con un simple inicio en Flash Video, un visualizador también obsoleto, pero que hace 15 años todos querían tener en sus páginas web.



Eduardo Rodriguez es un coleccionista de los suplementos Sí casi desde que salieron en 1985. Aquí en este video nos muestra parte de su admirada colección. ¿Los tendrá hasta el 2016?


El hijo de la primer tapa del primer año del Sí,
replicando aquella tapa en el último año del suplemento.

Muchos nos enteramos varios meses después de el final del Sí. Hasta ese punto llegó su obsolesencia, inversamente proporcional a su contenido. El Sí ya no está más. Pero aún sí está el No, el suplemento de cultura joven de un diario que hace unos cuántos años atrás fue de culto para muchos de nosotros.