Hace un año, concretándose hace muy pocos meses, se promulgó una profunda reforma en las telecomunicaciones de uno de los más grandes países de Latinoamérica. Como ya dije en artículos pasados, México es un país de 112 millones de personas y el primer productor de contenidos hispanos del mundo.
Y en eso tiene mucho que ver la famosa Televisa, gigante que permanentemente le daría de comer en argumentos a cualquier militante anti-monopolio. En el resto de América apenas vemos sus telenovelas y El Canal de las Estrellas Internacional, pero es mucho más que eso en este país. De los 11 canales de aire que se ven en el DF y el Estado de México, sin contar sus respectivas repetidoras en el interior que se pueden enganchar desde esa zona y los canales locales del centro y zonas periféricas, cuatro son de este grupo. Tienen, entre otros emprendimientos empresariales, el principal proveedor de triple play (cable, teléfono e internet) después (y segundo lejos) del que provee Telmex.
Pero desde este mes las cosas empezaron a cambiar un poco con la tan mentada reforma, al fin y aparentemente, en beneficio de los consumidores. Es ley de la economía que cuanta más competencia, mejores son las ofertas y mayores las demandas. Eso no lo vivió México durante mucho tiempo cuando Teléfonos de México era la única compañía de comunicaciones del país, algo así como lo fue la estatal argentina ENTEL, donde la burocracia y el mal desempeño hasta te quitaban las ganas de tener un teléfono (el último plan para tener teléfonos de ENTEL, el plan Megatel, te garantizaba tu teléfono hasta para dentro de dos años, mas o menos). La cosa cambió bastante tras la privatización de ENTEL, entre la española Telefónica y la italiana Telecom, aunque ese flamante "duopolio" traería consecuencias más jugosas (para sus protagonistas) cuando quisieron entrar en los medios de comunicación como Telefónica, que tiene una gran parte del paquete accionario del canal de aire Telefé, en detrimento de la nueva Ley de Medios argentina que impide que una empresa telefónica tenga entre sus propiedades, canales de TV o estaciones de radio.
Recordar es volver a sufrir. El último plan de adquisición de una línea telefónica de ENTEL Argentina antes de su privatización. Los plazos desde pedir un teléfono a que te lo instalen eran eternos. |
Acá en México las leyes son distintas. Los detractores de la reforma de telecomunicaciones argumentan que se va a seguir beneficiando a los dos gigantes de los medios, Televisa y Azteca. Pero en la práctica (al menos, la teoría lo confirma) podría ser lo contrario: con la reforma van a nacer tres cadenas de TV más, dos privadas y una estatal (cabe aclarar algo. Aquí es el sistema americano de transmisión, donde no es que un canal de Capital se replique en otros del interior, sino que es una "network", una cadena que repite algunos programas "del centro" pero tiene más contenido local. En lugar de ser, pónganle, Canal 5 de Querétaro, es Televisa Querétaro o Azteca Monterrey. Algo parecido hacen Telefé y Artear con dejar esa impronta en la artística de los canales del interior, como El Doce o Teleocho en Córdoba). Un ejemplo es el canal 8 de Toluca, también conocido como Televisa Estado de México o Gala TV La Tele de Aquí. En la web que explica las reformas hay un apartado referido, justamente, a Televisa, que hasta entonces tiene el 60% de cobertura nacional. A pesar de los argumentos de los medios más importantes de la centroizquierda como La Jornada o la revista Proceso, el que sale más perjudicado en esta reforma es Televisa. Pero no se iban a quedar de brazos cruzados así como quien no quiere la cosa. Fue así que entra en escena Izzi.
EL BATACAZZO
Ahora bien, ¿qué pomo es Izzi? Eso nos preguntamos la primer semana de octubre cuando apareció el comercial que vieron más arriba. Un Diego Luna hiperkinético te invitaba a concursar mandando tu factura o recibo más caro que te haya llegado en el último año de telefonía e/o internet. Si tu recibo era el del precio más alto, te ganabas un millón de pesos mexicanos (casi 77 mil dólares) o a los segundos 1000 recibos se les regalaba una tablet. Un concurso bastante rebuscado porque casi todos los servicios de este tipo son vendidos en paquetes que tienen el mismo precio mensual.
El hermetismo sobre qué era Izzi (se pronuncia "isi") o quién estaba detrás de esa nueva marca, era tal que en las bases del concurso aparecía como responsable una sociedad anónima de la ciudad de Pachuca, en el estado de Hidalgo, a unos 120 kms de la capital del país (ciudad muy linda, por cierto). Nadie creía que iba a ser el reemplazo de la marca Cablevisión ni de todos sus productos. Mucho menos que era la respuesta de Televisa a los requerimientos de la nueva "reforma telecom".
Una semana antes del final del mencionado concurso, Televisa abrió las compuertas del dique informativo y se supo que ellos estaban detrás de Izzi, además de prometer un batacazo en las ofertas de comunicaciones como nunca antes. A tal punto que se animaron a hacer uno de los avisos más creativamente polémicos para lanzar su producto.
El "Carlos" en cuestión es Carlos Slim, el hombre más rico del mundo y dueño de Telmex y América Móvil, que en Argentina opera con la mencionada marca de líneas telefónicas y con los celulares Claro (aquí se sigue llamando Telcel, en Ecuador es Porta y en Colombia es Comcel). Aquí su internet se llama Infinitum y es la básica en casi todos los hogares con conexión, incluso en zonas públicas con un usuario y contraseña, al igual que las Zonas Yoo de Cablevisión. Solamente Axtel, una empresa más austera en dar triple play, te permite conectarte gratis a su wifi sin necesidad de ser cliente, aunque sus zonas públicas gratuitas sean muy escasas y sus conexiones, por muy rápidas que sean, son en su mayoría intermitentes y no aptas para subir archivos grandes contínuamente.
Rapidando. Hay una web llamada speedtest.net que te mide la velocidad tanto de subida como de bajada de datos en tu conexión. Recientemente, un flamante cliente de Izzi subió ese test a Youtube y la diferencia con el paquete clásico de Infinitum/Telmex (de casi el mismo valor que Izzi) es, literalmente, abismal. De hecho, en el caso de esta conexión, Izzi se supera a sí mismo ya que te venden 10 MB de bajada de archivos y en esta prueba saltan un poco más de 4 MB "de sobra". |
Televisa puso toda la carne al asador para lanzar Izzi ya a mitad de octubre. Su concurso "Tu recibo más alto" apareció hasta como PNT (publicidad no tradicional) en casi todas sus telenovelas. No pegaba ni con saliva que el galán le diga a su amada que anote su recibo en el concurso pero lo hacían igual. Y el banner aparecía a cada rato en las series y películas de Canal 5 o los filmes antiguos de Canal 9 (Gala TV). En el insufrible programa de entretenimientos Sabadazo hasta le hicieron un jingle con su orquesta de banda.
Pero claro, una cosa es el respaldo de un monstruo como lo es Televisa desde hace décadas y otra es que no te terminen vendiendo humo al final. En noviembre se reemplazaron todas las webs de Cablevisión por las del nuevo Izzi y su principal caballito de batalla, a diferencia de los paquetes de la extinta empresa de cable, era un único paquete básico de telefonía más internet a 400 pesos mensuales (unos 34 dólares). Ahora, ¿por qué desde la pantalla de TV te piden que te separes de Carlos? Porque el paquete básico de Infinitum y Telmex cuesta 389 pesos, dándote una centena de minutos libres para llamar a cualquier parte del país, sea fijo o celular, 3 MB de bajada de datos y magros 0.40 MB de subida. Por 11 pesos más, Izzi te da 10 MB de bajada, 3 MB de subida y llamadas ilimitadas ¡¡a todo el mundo, incluídos celulares!!
Con semejante oferta, los papeles de divorcio de Don Carlos pueden llegar a salir en resmas completas.
Desde la llegada del cablemódem y la conexión 24/7 a Internet que no se ofrecía tanta accesibilidad en una conexión y a un precio tan competitivo. Igual, nada es gratis en la vida, salvo un buen wifi en una plaza. Los nuevos jugadores de las comunicaciones en México (aunque la mayoría son los mismos con otra cara) tuvieron que adaptarse a lo que pide la reforma. Es como que les dijeron "listo, les damos la concesión pero nos garantizan accesibilidad total. No se zarpen, no golpes bajos, no letras chicas". Eso, sumado a que Izzi utiliza una tecnología superior para soportar la lógica demanda, que le permite dar un servicio premium a precio básico. Algo, insisto, muy parecido a cuando dejamos de conectarnos a Internet por dial-up y empezamos a usar cablemódem a toda hora.
EL CARNAL DE LAS ESTRELLAS
Todo este chivo que le hice a Izzi (lo cual no me vendría nada mal que a cambio me tiren aunque sea 6 meses de servicio sin cargo) viene a colación por ese eterno anti-romance que hay entre el consumidor de a pie y el gigante de San Angel (o Chapultepec, según donde se transmitan o hagan sus programas). Si le preguntás a la mitad de la gente te va a decir que no se banca los productos de Televisa, pero los ven mas de la mitad de esa mitad. La telenovela más pedorra que tenga al aire en el prime time antes del noticiero mide más del doble que su competidor directo ("Hasta el fin del mundo", que se está emitiendo ahora, es uno de los peores melodramas que haya hecho la factoría Televisa en años, donde hasta tuvo la renuncia de su actor principal, el cantante Pedro Fernandez, aduciendo problemas de salud, aunque en realidad fueron celos de su mujer por las escenas románticas con la caraqueña Marjorie de Souza, una de las actrices más bonitas que tienen las novelas hoy día). Un ejemplo cercano es el "fracaso" de "Avenida Brasil", la telenovela de Globo que, mientras en Argentina llegaba a los 20 puntos (una rareza para una "lata" en un país como el mío que se jacta naturalmente de tener más producciones locales que cualquier otro país de la región), en México se dio por El Trece (ex Azteca Trece) y pocas veces pasó de los 10 puntos de rating, superado por "Lo que la vida me robó" del canal 2 (el de Las Estrellas) con unos 25 puntos promedio. Hoy día el promedio general de los programas de Azteca no supera los 8 puntos diarios de rating contra los 22 de Televisa, según el blog Ratings México. Una diferencia descomunal entre los dos grossos de los medios audiovisuales del país que, según prevée la tan mentada reforma, puede achicarse al aparecer nuevas propuestas televisivas que, además, sepan venderse muy bien.
Igualmente (y por suerte) Televisa no es su famoso canal y sus novelas. También hacen ficciones para el exterior o sus señales de cable. Ahí, en esas señales, no existe la censura que sí hay en los canales de aire. Aunque curiosamente en Gala TV y Canal 5 se transmiten los programas de Unicable, su señal de variedades, donde todos los insultos que sí salen por cable, en aire se tapan con un silencio sonoro. Naturalmente no van a pasar por aire los programas humorísticos de la señal musical Telehit, donde aparecen Platanito Show o Las Lavanderas, que dejan a Jorge Corona como un presentador de música clásica.
¿INSINÚA QUE SON VIEJOS?
La historia de Televisa no comienza a principios de los '70 cuando se comienza a llamar así, sino en 1930 cuando Emilio Azcárraga Vidaurreta fundó la emisora de radio XEW-AM La Voz México, primera radiodifusora con cobertura nacional. Sus viejos estudios están cerca del centro de la capital y aún conservan sus placas recordatorias. En 1950 llega la televisión al país y la concesión al canal 2 recae en la familia Azcárraga. Rómulo O'Farril fue el primero en empezar a transmitir no sólo en el país sino también en Latinoamérica con el canal 4 (hoy el canal de noticias Foro TV, de Televisa, para variar). Lo siguió Azcárraga y después fue el Ing. Guillermo Gonzalez Camarena, inventor de la televisión a color, que consiguió la concesión del canal 5 (sus siglas XHGC son por las iniciales de su apellido).
En la década del '60 O'Farril y Azcárraga se unen formando Telesistema Mexicano. Por ese entonces nace Televisora Independiente de México en el canal 8, siendo la más pesada competencia para la fusión en plenos juegos olímpicos del '68. En 1972 la cadena TIM deja de ser rentable y decide fusionarse con su mismísimo competidor. Un año después nace Televisión Vía Satelite, que luego pasaría a llamarse Televisa.
Esto que ven es una verdadera gema de la historia de la TV en Latinoamérica. Es la grabación más antigua existente de lo que era el actual Canal de las Estrellas a mediados de los años '60. Una televisión "espectáculo" con un montón de sponsors por cada programa, como se estilaba en casi todo el mundo.
Una curiosidad: el mundialmente famoso "Chavo del 8" empezó en TIM (el "8" era precisamente por el canal que lo emitía) y tras la fusión con la futura Televisa, todo ese archivo y los siguientes programas que creó Roberto Gomez Bolaños quedaron en manos del pulpo televisivo.
México prácticamente no tenía variedad televisiva (al menos en lo editorial) ya que todos los canales privados importantes pertenecían a un solo grupo. Recién a mediados de los '80 las piezas emprezaron a moverse. El canal 8 pasó a la frecuencia actual con el número 9, ya que la estatal Imevisión lanzaba sus canales 7 y 13. A fines de los '80, Imevisión pone en licitación sus canales que terminarían en manos de Televisión Azteca, comenzando una nueva era competitiva en la televisión del país. Hoy en día, el canal 9, relanzado el año pasado como Gala TV tras años de llamarse Galavisión, es un canal "de relleno" de Televisa, donde se pasan telenovelas extranjeras, películas muy antiguas o de "nuevo cine mexicano", lucha libre, la iglesia Universal, el clásico programa de fenómenos extraterrestres Tercer Milenio, y lo más curioso: pasan los primeros 15 minutos del programa de más rating del Canal de las Estrellas ¡¡para que la gente se vaya para allá!! Un destino actual bastante poco decoroso sabiendo que el 9 empezó como un canal "cultural" del grupo, con conciertos de música clásica y películas de "cine arte".
Azcárraga Milmo fallece a fines de los '90 y es reemplazado por otro pariente: Emilio Azcárraga Jean, su hijo y actual presidente del grupo.
TODO TELEVISO ES POLÍTICO
El poder que fue absorbiendo Televisa durante décadas le permitió hacer y deshacer todo tipo de punto de vista sobre la coyuntura de México. Cabe recordar que México es un país donde durante 70 años gobernó ininterrumpidamente y, en muchos casos, con aterradora mano dura, el Partido Revolucionario Institucional, el PRI. Y Telesistema Mexicano, luego de absorber a todo canal de TV que se le cruce y transformarse en Televisa, tenía que garantizarse a través del Estado su poder mediático. Si a eso le sumamos que durante casi dos décadas no había, como ya dije, una competencia directa con Televisa ya que compraron todos los canales privados, los ojos de cada gobierno priista iban a parar al grupo. Todo ese romance fue en declive con los posteriores gobiernos del PRI, más entre los '80 y los '90 que se han mandado un moco tras otro, hablando en criollo. Televisa seguía bancando a esos gobiernos, pero tenía ahora enfrente a TV Azteca que, rápido de reflejos, capturó el descontento de la gente y llegó a superar en audiencia por un largo tiempo al gigante de los medios mexicanos. El Partido Acción Nacional, rival directo del PRI, gana las elecciones presidenciales en el nuevo milenio y las caras del poder y la obsecuencia cambian de actores. Azteca terminó siendo el Televisa del PAN y eso le jugó muy en contra, ya que la presidencia de Vicente Fox fue muy cuestionada por su manera medio campechana de gobernar y dirigirse a la gente. Algo que los medios de Azteca filtraron cuidadosamente para seguir siendo los benefactores del matrimonio presidencial, tanto como los de Televisa hicieron la vista ciega (no gorda) de la masacre de Tlatelolco, donde el presidente Gustavo Díaz Ordaz, obsesionado por una imagen de paz social en México durante los juegos olímpicos del '68, mandó a matar (así, literalmente) a cuanto manifestante se cruce en uno de los mitines sociales más grandes que tuvo México, solo comparado (en el hecho, no en las dimensiones) con lo que ocurrió en Tiananmén, China, donde murieron muchas personas pidiendo más libertad en el régimen comunista del país asiático. No sólo fue la futura Televisa la que no quiso investigar lo ocurrido en Tlatelolco, sino que casi todos los medios de comunicación masivos intentaron minimizar el trágico suceso. El miedo que instaló Díaz Ordaz en su presidencia lo mantuvo sin arrepentimientos durante toda su presidencia y hasta el día de su muerte.
Esta sociedad de "no hecho" entre un grupo multimedios y el gobierno que esté no es novedad, y mucho menos lo es ahora. En casi todos los países de la región, el grupo más exitoso en audiencia y negocios es el primero que se sienta a hablar con las nuevas autoridades apenas asumen y tras apoyarlos en su campaña previa. Algunos de esos "romances" terminan mal, como pasó en Argentina con el Grupo Clarín y el matrimonio Kirchner. Pero en el caso de Televisa, sumó tanto poder en todos estos años de "priato" que le alcanzó para superar los dos sexenios del PAN y volver a ganarle en audiencia a los medios de Azteca.
Destelevisados. A principios de los '90 la televisora estatal Imevisión es privatizada y la licencia la gana Televisión Azteca (ganar es un decir: eran familiares presidenciales sus licenciatarios). Montados en el descontento de la gente por el eterno gobernante partido PRI (ya no eran los "familiares" los que estaban en el poder), los canales del nuevo grupo hicieron de la televisión "comprometida con la gente" y programas y ficciones con un lenguaje más cotidiano y directo (a contramano totalmente de Televisa), un estandarte que les garantizó el liderazgo de audiencia por casi toda esa década, a caballo de noticieros como "Hechos" y el programa de este video de 1994, "A quien corresponda". Ambos aún siguen al aire con sus mismos conductores.
EL DIABLO SE SACA EL PONCHO
Esa suma de poder que durante mucho tiempo fue "monopólica" es enfrentada permanentemente por la crítica de los medios de centroizquierda como la revista de sátira política El Chamuco, que no tiene vueltas para decir que el PRI volvió a gobernar por el eterno apoyo que le da Televisa. El último frente de combate a este combo lo dio el director y militante de izquierda Luis Estrada con su película "La dictadura perfecta" donde satirizan al actual presidente Peña Nieto (sin nombrarlo pero a través de un actor que imita hasta su jopo en el pelo) y cuentan la historia de un gobernador de estado que contrata a un medio de comunicación para que le limpie su imagen en vistas a futuras elecciones. En esa película participa gente que está en los productos de Televisa como Saúl Lisazo, Flavio Medina (que hace de villano en "Ya no creo en los hombres") y Silvia Navarro, que actúa en "Mi corazón es tuyo", la telenovela de más rating del Canal de las Estrellas. Esto despertó muchas sospechas de los seguidores del crudísimo cine realista de Luis Estrada, cuyas películas son un permanente palo a quienes estén gobernando México, como "La ley de Herodes", "Un mundo maravilloso" o "El infierno" que refleja la negligencia gubernamental en un caso de narcotráfico. Pero en el caso de La Dictadura Perfecta, desde el vamos había tenido el apoyo financiero de Videocine, la distribuidora de películas de Televisa (hoy Televisa Cine) que le dio a cuenta de la futura distribución en DVD del film 20 millones de pesos (un poco más de un millón y medio de dólares). Pero tras rever la película decidieron rescindir el contrato y Estrada tuvo que devolver ese palo y medio para terminar su película. El mismo Estrada dijo que fue casi un "pacto con el diablo" ya que, a todo esto, la película, aunque no se nombra a Televisa, desgañita a través del humor ácido y algo de melodrama cómo Televisa transa con los gobiernos. La cosa es que, al final, la película es distribuída por una empresa menor, no se le permite ninguna publicidad en televisión (por decisión de las empresas, no de la ley), se le retiró su autorización para poner afiches en la vía pública y hasta una de sus actrices (Silvia Navarro) se le prohibió desde Televisa "chivear" el film en los reportajes que le hagan. Fue el costo de morder la mano de uno de los principales productores del film (y de meterse con su "socio").
Todo este marketing, a pesar de que le restaron apoyo publicitario "oficial", sirvió para que (hasta el momento) más de un millón de personas haya ido a ver la película, que fue distribuída en todo el país. Incluso tuvo una función a modo de premiere en el Senado de la República, donde participaron dirigentes de todas las aristas políticas del país menos, obviamente, del partido gobernante.
Igualmente, más allá de estas expresiones de lógico fundamentalismo anti-amiguismos entre los medios y los gobiernos (habrá que ver qué pasaría si la izquierda llega a ganar una presidencial) no impide que la gente elija lo que quiera ver, se le imponga o no. Si no, volvamos a mencionar cómo la gente, cansada del "priismo" de Televisa, se fue en bandada a Azteca para culminar con la llegada por primera vez a Los Pinos (la residencia gubernamental mexicana) del PAN. Si les gustan las analogías de ese tipo, la que ocurrió en estos últimos años en México es la más básica de todas.
Haciendo otra analogía muy bruta, Televisa es como esa persona muy insoportable que, después de que se nos pase un poco la bronca, nos termina comprando con su carisma. De un futuro muy cercano depende que esta reforma de telecomunicaciones sirva para ampliar el espectro editorial de los medios de comunicación mexicanos, tan acotados entre grupos multimedia y cadenas de radio y TV (aquí no hay radios zonales como las hay por miles en Argentina, por ejemplo). Sería muy elemental aseverar que a Peña Nieto le pueda salir el tiro por la culata ya que podría perder su partido a un "hijo pródigo" como Televisa, repartiendo parte de su aire a otras tres nuevas cadenas, pero al menos se lo "compensa" en su vuelta a la telefonía con Izzi, después de separarse el año pasado del Grupo Salinas (sí, los dueños de Azteca) de su sociedad accionaria en la empresa de celulares Iusacell.
Los jugadores ya empezaron a entrar a la cancha. Faltan un par más, cuando esté en vigencia total la reforma y las otras empresas igualen o superen la oferta descomunal de Izzi. Cuando suene el silbato, en vez de alentar a las empresas, lo mejor es empezar a alentarnos a nosotros mismos.